31 de marzo de 2012

Un tipo sensato

La sensatez es amiga del buen juicio y del sentido común. En general, los decrecentistas queremos decir, y creemos que decimos,  cosas sensatas aunque algunas de ellas sean paradójicas. Pensamos que hablamos una prosa sensata. Decrecer es paradójico pero sensato, o al revés.  Afirmar con rotundidad  que es imposible un crecimiento económico infinito en una biosfera finita es sensato. Ser objetores del crecimiento es una posición ética y política sensata, o eso creemos.

Paul Ariés, decrecentista,  tal como lo vemos en los vídeos, parece un tipo un poco excéntrico, vehemente y enfático, es decir, francés. Pero dice cosas sensatas, es decir, de sentido común, es decir extrañas para muchos, en fin. Veamos algunas de sus sensateces.

“El decrecimiento es una palabra  obús que sirve para decir que la solución no está en el siempre más; en el siempre más producción, más consumo.

“Hemos alcanzado los límites del planeta”

“Hoy es necesario conectar con otra manera de vivir. Otro estilo de vida social y ecológicamente responsable”

“El decrecimiento no es el decrecimiento de todo para todos. El decrecimiento debe ser necesariamente equitativo y selectivo. Los primeros que tienen mucho que ganar con el decrecimiento son los más pobres”

“Yo diría que el decrecimiento es el retorno de los que comparten y para nosotros el primero de los decrecimientos debe ser el de las desigualdades sociales”

“La gratuidad la llevamos en el corazón, es el recuerdo del paraíso perdido, del seno materno, de relaciones de amor o amistad, pero también engloba los servicios públicos y los bienes comunes”

“La gran lucha del siglo XXI no será por el poder adquisitivo sino por defender y extender  la esfera de la gratuidad”

“(Pero no la gratuidad de todo) organicemos la gratuidad del buen uso, junto al encarecimiento, incluso prohibición del mal uso. ¿Porqué pagar al mismo precio el agua para limpiar  que el agua para llenar una piscina privada? Y esta lógica vale para la energía, para los desplazamientos..."

“La crisis medioambiental hace inaplazable la gran cuestión histórica que es la cuestión del reparto. Y es es el motivo por el cual el discurso del decrecimiento no es un discurso para “llamar a la responsabilidad” y menos un discurso de culpabilización. El objetivo es suscitar el deseo, promover en la gente ganas de cambiar y eso requiere demostrar que vivir de otra forma es posible y requiere  descolonizar nuestro imaginario”

“Einstein decía que cuando uno tiene la cabeza en forma de martillo ve todos los problemas en forma de clavo. Mientras tengamos la cabeza formateada por los economistas, sean de izquierdas o de derechas, siempre buscaremos la solución al conjunto de los problemas en el “siempre más”. Esto nos llevará hacia el muro, en el plano social, en el plano medioambiental, en el plano humano”

“Nuestra sociedad se ha zambullido totalmente en la desmesura. Hemos  perdido la capacidad de ponernos límites. Cuando un individuo es incapaz de ponerse límites los buscará en lo real: en el desarrollo de conductas de riesgo, en las toxicomanías, en el suicidio. Y cuando una sociedad como la nuestra es incapaz de ponerse límites también va a buscarlos en lo real: en el calentamiento global, en el agotamiento de los recursos, en la explotación obscena de las desigualdades sociales"
 
"Por lo tanto, la gran cuestión del siglo XXI  es reconectar con la capacidad de ponerse límites y para eso hay que olvidarse del economicismo, de esa idea de que “más” significará necesariamente “mejor”. Dejar el economicismo para reconectar con la cultura, porque la cultura es lo que nos inmuniza contra los fantasmas más arcaicos: el culto a la omnipotencia, la idea de un mundo sin límites. Y después reconectar de nuevo con la política, porque la política es antes que nada la definición de la ley, lo que nos lleva  la pregunta por el propósito de la ley. ¿Es una ley hecha en interés de la mayoría o de una pequeña minoría? Creo que el desarrollo actual del movimiento por el decrecimiento es una señal de recomposición política que se está desplegando a escala internacional. El decrecimiento no es un asunto francés, el decrecimiento existe en América  Latina, América del Sur, existe en África y Asia. No necesariamente con la misma palabra pero sí con la misma esperanza. Cuando los indígenas hablan de “buen vivir”, cuando los africanos hablan de una vida buena. Al fin y al cabo esta misma búsqueda de un nuevo vocabulario para construir una emancipación. Una emancipación que sea beneficiosa, obviamente, para la mayoría de los humanos"

"Algo que tal vez caracteriza al decrecimiento es que rechazamos soluciones que solo sean válidas para el mapa hexagonal (Francia). Nosotros no queremos construir nuestro bienestar en detrimento de la mayoría de los pueblos. Pensamos que todos vivimos en el mismo planeta y que debemos y podemos salir de ésta todos al mismo tiempo. Pero no es una condena: al contrario es una esperanza extraordinaria. Promovemos el decrecimiento económico pero también el crecimiento en humanidad. Es lo que quiere resumir nuestro eslogan: menos bienes y más vínculos, más vínculos sociales, más vínculos humanos"

El decrecimiento hace cosas nuevas con cosas viejas. En cierto modo, conecta con un discurso religioso, la pobreza evangélica. El decrecimiento conecta también con aspiraciones multiseculares como el derecho a la pereza o el derecho de vivir y trabajar en tu tierra. Pero es cierto es que a estos movimientos les han roto la cara en la historia. ¿Qué podría hacer que este movimiento estuviera hoy en condiciones de ganar? Creo que hay dos cosas que debe  hacernos optimistas. En primer lugar lo que los sociólogos llaman la desmediación de la sociedad, el fin de las clases medias. Este fin puede ser lo peor si nos lleva al nihilismo, a  la desesperanza, el sentimiento de impotencia, pero eso puede ser fantástico si posibilita que una generación entera sepa que no tiene nada que esperar del sistema. Es lo que vemos hoy en Túnez, en Egipto y es lo que veremos mañana en Grecia y en España y espero que también en Francia. Y luego algo que también me hace ser optimista es la crisis ecológica. Esta crisis es creíble: vamos hacia la pared. Pero, al mismo tiempo nos impide postergar la cuestión histórica que es la repartición. Nos obliga a convertirnos en “compartidores” o bien a aceptar la barbarie que viene. No podremos conseguir el bienestar de la gente a pesar de ellos. La única cosa que podemos hacer como objetores del crecimiento es intentar construir soluciones con la gente y demorar que aunque no podemos cambiar este mundo, al menos podemos construir otro”

Sensato ¿no?


4 comentarios:

EDUNOMIA21 dijo...

Me encanta el post. Con tu permiso te lo "robo" para mi blog.
Si no estás de acuerdo me lo dices.
Gracias y a seguir así.

Buenaventura dijo...

"Róbalos" cuando quieras y sin permiso, que para eso están.

Buenaventura dijo...

Alfred: he puesto un vínculo a tu blog en "Enlaces"

EDUNOMIA21 dijo...

Gracias, yo hace tiempo puse tu blog en mi roll.