8 de mayo de 2010

Erosión


Volví a mi tierra verde
y ya no estaba
ya no
estaba
la tierra
se había ido
con el agua
hacia el mar
se había marchado (...)

Tierra
qué darás a tus hijos
madre mía
mañana
así
destruida
así arrasada
tu naturaleza
así desecha
tu matriz eterna
qué pan repartirás
entre los hombres (...)

Pablo Neruda."Oda a la erosión de la provincia de Malleco".
Nuevas odas elementales. 1956.

4 de mayo de 2010

Decrecimiento o barbarie


Desde el original enunciado de Marx, retomado por Rosa Luxemburgo, pasando por el grupo francés de la postguerra del mismo nombre, liderado por Castoriadis y Lefort, y la utilización por parte de algunos grupos y publicaciones en la actualidad, la oposición Socialismo o Barbarie ha sido empleada para indicar una disyuntiva trágica. La barbarie se avalanzaría sobre la humanidad si ésta no se encaminaba hacia alguna forma de socialismo.

Pero ahora la barbarie tiene ahora tintes medioambientales y el enunciado ha sido recuperado desde el campo decrecentista por dos autores: Paul Aries y Paolo Cacciari en sendos libros. Cacciari señala que “decrecimiento o barbarie es una afirmación fuerte, que he robado a Paul Ariès” (Decroissance ou barbarie, Golias, Lyon, 2005) y que la utiliza “porque aún no he conseguido imaginarme una sociedad más densa de sentido que aquella capaz de autoorganizarse pidiendo ‘a cada cual según sus capacidades’ y devolviendo a ‘cada uno según sus necesidades’. Una idea de sociedad que integra derechos y deberes, justicia e igualdad en un marco de democracia auténtica y sustancial. Nada menos que un nuevo humanismo o, para ser más exactos, un ‘biohumanismo’ capaz de recomponer una visión integrada del hombre y del mundo que interprete al ser humano como un sujeto interna y vitalmente conectado con la naturaleza [...] en la causalidad compleja que liga a todos los seres vivos”

La disyuntiva decrecimiento o barbarie llama a la toma de partido en un momento histórico de bifurcación de caminos. La opción por el decrecimiento se inscribe en una vía lúcida y no ingenua que apuesta por agotar el territorio de lo posible sabiendo que lo probable juega en contra nuestra. Lo más probable es la barbarie pero la vía decrecentista no es una posibilidad nula. La tarea de la imaginación decrecentista consiste en proponer colectivamente formas y contenidos nuevos para un mundo agotado y apesadumbrado. A partir de una lucidez descarnada estamos construyendo una utopía razonable y paradójica que llama a diseñar y construir aquí y ahora una sociedad no productivista y convivencial. Mucho tiempo no queda porque algunos de los botones del desastre ya han sido tocados. El ‘biohumanismo’ del que habla Cacciari tendrá que sortear muchos obstáculos para constituirse en un referente común. Pero las utopías, como él mismo afirma, son como las estrellas para los navegantes de la noche: nadie piensa en alcanzarlas, pero ayudan a mantener el rumbo.

Este texto apareció publicado originalmente en DecrecimientoMadrid

2 de mayo de 2010

Perdonen las molestias, pero esto es decrecimiento

Cuentan que cuando los zapatistas, en su primer alzamiento, tomaron San Cristobal de las Casas, quedaron atrapados en medio del conflicto unos turistas que no dejaban de protestar y hacer demandas ajenas a la realidad de la situación en la que se encontraban. Vázquez Montalbán en su libro "Marcos: "El señor de los espejos", lo relata así:
-¿Nos van a dejar ir-preguntó [uno de los turistas]. Los turistas habían sido notificados de que podían regresar a su hogares el 2 de febrero.
-¿Porqué se quieren ir?-contestó con ironía el hombre del pasamontañas. Disfruten de la ciudad.
-Algunos preguntaron a gritos si podían ir en automóvil a Cancún. Todos querían hablar al mismo tiempo. Un guía que viajaba con un grupo de turistas decía que tenía que llevarlos a las ruinas de Palenque. Que no podía esperar más tiempo. Marcos perdió la paciencia pero no su sentido del humor.
-El camino de Palenque está cerrado-dijo-Tomamos Ocosingo. Perdonen las molestias, pero esto es una revolución.

Los turistas del relato pueden ser considerados una caricatura, no falsa, de la ceguera de la mayoría de las personas frente a las evidencias que les rodean. Así como esos turistas no asumían el cambio de su situación producto de la emergencia del conflicto en la zona y por lo tanto, del cambio en las reglas del juego, los consumidores pertenecientes a los percentiles privilegiados del mundo, no han asumido los datos, las evidencias y las razones por las cuales las prácticas de excesos y despilfarros están llegando a su fin. La mayoría, como esos turistas "desubicados", plantean demandas ajenas a la realidad; su imaginario es el de la abundancia ilimitada y el de su derecho a tenerla. Pero la situación es otra: lo que viene por las malas o por la buenas, será una reducción drástica de esos excesos. Si es por las malas, un horizonte de conflictos y barbarie será el escenario más plausible. Si es por la buenas, es decir a través de un camino de decrecimiento pausado y razonado, la austeridad y la frugalidad común será lo inevitable. Frente a las quejas de aquellos a quienes no les gustará ver reducidos sus excesos, y parafraseando al subcomandante, tendremos que decir: perdonen las molestias, pero esto es el decrecimiento.