16 de junio de 2012

Paisajes aberrantes


En la portada y contraportada de un interesantísimo libro, publicado por ICARIA cuyo subtítulo es: “Cómo las corporaciones controlan los alimentos, acaparan la tierra y destruyen el clima”, aparece un campo de monocultivo de soja transgénica en Brasil. En medio de una tierra rojiza e inacabable aparece un solitario nogal superviviente de la devastación, mientras un tractor rocía insecticida. Es un paisaje industrializado, es decir, desolado, triste, monótono. Es un paisaje aberrante producido por intereses económicos aberrantes.

La palabra aberrante viene del verbo aberrar  que, a su vez, viene del latín aberrare, formado del prefijo ab (separación del exterior de un límite) y el verbo errare (vagar, faltar, errar). Entonces, "aberrante" significa, aproximadamente, "el que vaga y se aleja". Es decir, significa desviarse, salirse de lo normal. Pero hay desviaciones buenas, creativas, éticas  y desviaciones malas, egoístas e inmorales. Un cultivo de soja transgénica es una desviación mala: se desvía de los intereses y del bienestar de las mayorías. Es una práctica racional y perversa dirigida a destruir, es una aberración.

¿Porqué una aberración contra la naturaleza, es aceptada, promovida, difundida y financiada?  ¿porqué se entiende como un triunfo de la ciencia y la tecnología? ¿porqué una aberración de esta magnitud se considera normal y beneficiosa? ¿Porqué se acepta que  una empresa llamada Monsanto haga lo siguiente: fabrica un herbicida, el glifosato, el herbicida más utilizado en la industria de la soja. Su nombre comercial es Roundup.  Monsanto, también se encarga de venderles las semillas de soja que el agricultor tiene que sembrar. Pero no es cualquier semilla: tiene un nombre y una patente: “soja RR” que quiere decir, soja resistente al Roundup. Este agrotóxico se rocía de manera masiva e indiscriminada sobre los campos de cultivo. Las plantas y todos los seres vivos lo absorben y, en pocos días, se muere todo excepto la soja modificada transgénicamente…Brillante ¿no? ¡Cuánta inteligencia comercial, cuánta tecnología, cuánto esfuerzo humano puesto al servicio de una aberración!

El monocultivo intensivo de soja acaba con toda vida animal y vegetal, que antes llenaba ese hábitat, arriesgando la salud de los agricultores pobres, destruyendo su soberanía alimentaria, haciéndolos dependientes de las lógicas productivas de las grandes corporaciones agroalimentarias y condenándolos al hambre. Un mundo aberrante, una ética aberrante, un destino aberrante para todos.


Fotografía: armadillos muertos por efecto de los agrotóxicos en Uruguay.

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