13 de julio de 2010

Ruidos molestos


La capacidad de invención de los seres humanos es infinita y la estupidez también. Sobre la tecnología se proyectan sus grandezas y sus miserias. Un señor británico de apellido Stapleton ha inventado un aparato para auyentar a los jóvenes ruidosos y molestos.

“El mecanismo, llamado Mosquito (…) emite un sonido intermitente de alta frecuencia que, según él, pueden oír la mayoría de los jóvenes menores de 20 años y casi ningún mayor de 30. El sonido está pensado para irritar a los chicos, que tras varios minutos no pueden soportarlo y se van”.

“Hasta ahora, el Mosquito sólo se ha probado en un lugar, a la entrada del supermercado Spar de esta ciudad de Gales del Sur. Hoscos adolescentes se plantaban en la barandilla de la entrada, fumando, bebiendo, insultando a gritos a los clientes y efectuando periódicas incursiones destructivas al interior. “Lo menos que hacían era intimidar a los clientes”, comenta Robert Gough, propietario, junto con sus padres, del supermercado. “Lo más, entraban en la tienda a pelear, robar y asaltar al personal”.

Bien, la justificación del invento está clara y su eficacia comprobada. Ahora sólo falta que algún biotecnólogo explique genéticamente la diferente percepción de los ultrasonidos en la población humana, los catalogue por decibelios y alguien se ponga a fabricar aparatitos para ahuyentar a todo tipo de sujetos molestos: pobres, minorías raciales, sexuales, inmigrantes (os imaginais estos maravillosos dispositivos en las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos?) grupos políticos radicales, decrecentistas etc. El sueño del pequeño fascista que todos llevamos dentro por fin se concreta en una tecnología de discriminación barata, limpia, “sostenible” y cuya fabricación contribuirá con unas décimas al PIB. ¡Maravilloso!

Artículo publicado originalmente en DecreceMadrid