21 de noviembre de 2009

COOP57

El cooperativismo es una vieja idea y una vieja práctica que ha pasado por períodos de relativo esplendor y decadencia. Se vinculó con el asociacionismo obrero de los siglos pasado y antepasado y fue absorbido en parte por la economía mercantil en diferentes momentos de su historia. Ahora, en la emergente realidad de la economía alternativa y solidaria, vuelve a presentarse como modo posible de restablecer los vínculos sociales y económicos sobre bases democráticas y participativas.

Asistimos hace unos días a una charla dada por un socio de COOP57 que se define como "una cooperativa de servicios (crédito, préstamo e intercambio) integrada por diversas entidades de la economía social, una cooperativa de primer grado nacida en Barcelona en mayo de 1995 que se expande a Aragón en 2005 y ahora a Madrid". Esta organización "destina sus recursos propios a proporcionar ayuda financiera a proyectos de economía social que promuevan la ocupación, fomenten el cooperativismo, el asociacionismo y la solidaridad en general, y promuevan la sostenibilidad sobre la base de principios éticos y solidarios"

La charla, con pocos asistentes pero participativa, nos permitió conocer y valorar positivamente esta iniciativa que permite ir creando una base financiera de apoyo a las empresas de la "otra economía" a partir de la captación de fondos provenientes de los ahorradores solidarios. Un buen punto de partida para organizar proyectos decrecentistas ¿no?

18 de noviembre de 2009

Atunes y decrecimiento

En la llamada crisis del "Alakrana" se ponen en evidencia varias cuestiones que tienen que ver con el decrecentismo. Se me ocurren algunas que expongo aquí sin animo de exhaustividad. En primer lugar, la presencia de un barco español faenando tan lejos de sus propias costas indica, paradójicamente, una débil soberanía alimentaria del país. Es decir, una parte de sus alimentos no proviene de su propio espacio ecológico, sino que es extraído de otro, distinto y muy distante. El hecho de que sean, en principio, "aguas internacionales" no relativiza esta afirmación. En segundo lugar, a diferencia de lo que sucede con la débil soberanía alimentaria de los paises "pobres" en este caso se trata de un país rico que al no "producir lo que come" utiliza su, relativo, poder económico y militar para obtenerlo en otros lugares. En tercer lugar, se pide y se obtiene protección pública para actividades privadas que, debe quedar claro, no son actividades comerciales de intercambio "normales" sino asimétricas y de extracción directa de alimentos en el espacio ecológico de otras comunidades humanas. El punto de partida aquí es, entonces, un modo de producción y consumo de alimentos que no respeta sus condicionantes espaciales locales y se ve obligado a expandirse. La pesca es la prolongación de la ecología y la política por otros medios.