13 de febrero de 2011

Taylorismo y fordismo médico

La prensa lo titula Operaciones de bajo coste y comenta que "un hospital indio practica hasta 30 intervenciones de corazón al día. Añade que "el centro recurre a la economía de escala y al trabajo en cadena para abaratar el proceso".

Taylorismo y fordismo han sido dos maneras complementarias de organización productiva y disciplinamiento de la fuerza de trabajo. El primero tiene como núcleo operativo y símbolo de su funcionamiento el control de los "tiempos y movimientos" y, el segundo, la cadena de montaje. F. Taylor y H. Ford se encuentran en la base de la racionalización productiva que permitió el brutal desarrollo de la industrialización en la primera mitad del siglo veinte, incluyendo, por supuesto, a la industria bélica. La llegada primero de las innovaciones organizativas japonesas, y posteriormente de otras como las suecas en las fábricas de Volvo, hasta terminar en las actuales estructuras empresariales en red, supusieron un cuestionamiento del taylorismo y el fordismo que, en principio (eso se decía) quedaron relegados a sectores industriales muy concretos y muchas veces "atrasados". Esta trayectoria de la organización industrial en el ámbito de la sociología y la economía del trabajo ha sido descrita como la evolución "desde el fordismo al post-fordismo".

Pero, las formas organizativas exitosas desde el punto de vista del lucro empresarial no se abandonan fácilmente. El disciplinamiento a través del control de los tiempos y movimientos y la organización en cadena se aplican también a sectores aparentemente poco aptos para adoptar formas de producción en gran escala. En el caso del hospital de Bangalore se ha dado el paso definitivo parcelando las tareas y enlazándolas en un sistema de acciones coordinadas análogas a la cadena de montaje de una fábrica de automóviles. Gestos y movimientos especializados son realizados sobre un cuerpo, el del paciente, que pierde su unidad esencial para convertirse en un conjunto de segmentos patologizados intervenibles por especialistas que, a fuerza de repetir las acciones, incluso pueden actuar "con los ojos cerrados". Nace la medicina de la ceguera. Esta posibilidad de tratamiento industrial del cuerpo y la salud tiene sus antecedentes, en primer lugar en la actual extensión de las "analíticas" y los "exámenes" a mansalva que han convertido a los médicos en técnicos lectores de indicadores incapaces ya de leer los síntomas en el propio cuerpo del paciente (el encuentro médico-paciente se ha convertido en una relación mediada por la pantalla del ordenador) y, en segundo lugar, en la privatización de los servicios de salud públicos que, entre otras cosas, anuncian ya la proletarización de la clase médica. El ejemplo del hospital de la India lo muestra en toda su crudeza: los médicos se convierten en piezas intercambiables de un engranaje sociotecnológico y comercial que los excede y domina. Su futuro será el de proletarios hiperespecializados y sosfisticados con bajos salarios y condiciones laborales flexibles, de alto estrés, generando, eso sí, beneficios a raudales a las megaempresas sanitarias a quienes venderán su tiempo de trabajo cada vez con menos valor de mercado.

La defensa de este modelo de "producción de salud" se basa en criterios exclusivamente económicos: "Se puede hacer una buena obra y aún así ser muy rentable". El hospital "funciona como una economía de escala: a más operaciones y hospitales más grandes, nuestros costes se reducen"; los mismos argumentos que dio en su momento Henry Ford para fabricar su modelo T. Añade el director del hospital indio un argumento de democratización del acceso a la salud: Ford también prometía que cada consumidor norteamericano tendría su propio automóvil. Cumplió su promesa: sólo hizo falta que se desarrollara el inmenso y descontrolado mercado crediticio que ha llegado hasta hoy; el mismo que estará rondando las fábricas de salud emergentes.

Ver: Operaciones de bajo coste