30 de octubre de 2010

Misoneismo e innovación decrecentista (1)


El misoneismo, escuetamente definido como aversión a las novedades -del gr. misein, odiar, y neos, nuevo- puede ser confundido con la razonable precaución hacia la neofilia, pasión desbordada hacia lo nuevo per se, que manifestamos los decrecentistas.

La idea de innovación, apropiada y colonizada por el discurso y la práctica del mangement, estimula la producción aparente de lo nuevo bajo la forma de novedad. Lo aparentemente nuevo vale más que lo aparentemente viejo.

El modelo económico hegemónico, que subordina la producción a la mercantilización, estimula una amplia difusión de las tecnologías y de los objetos tecnológicos pero una baja apropiación de ellos. Microsoft quiere vender la mayor cantidad posible de XP; no está preocupado por la apropiación de dicha tecnología. Uso y apropiación social son conceptos diferentes.

El modelo estándar de innovación es selectivo y jerárquico; no da cuenta de la riqueza social disponible para la inventiva. Nos dice que el desarrollo social y económico depende de las iniciativas de unos actores que deben innovar pero, al mismo tiempo, nos advierte que sólo son realizables por un determinado y restringido tipo de ellos: emblemáticamente el emprendedor shumpeteriano. Para el resto de la sociedad sólo queda la admiración o el miedo frente a sus obras.

El modelo de innovación "de arriba hacia abajo" favorece la infrautilización de la energía y creatividad social y lleva al talento colectivo hacia territorios banales, hedonistas y egoístas de creatividad, lejos de los objetivos del bienestar común. La reducción de la innovación a sus aspectos exclusivamente económicos y mercantilistas desprecia las experiencias de innovación distribuidas en todo el campo social.