26 de mayo de 2011

“UN MOVIMIENTO “ESPEJO”

1. No están entendiendo nada. Aún después de su espectáculo electoral, la clase política, y quienes la apoyan, siguen leyendo con anteojeras los signos del movimiento. Continúan aplicando los mismos criterios de análisis y valoración utilizados para antiguos movimientos sociales. Miraron desde las alturas a estos "chavales" y les pidieron "concreción en sus propuestas", ellos, que han hecho de las propuestas vacías sus señas de identidad; que han usado y abusado de la retórica publicitaria banal e inmoral para envolver sus mensajes. ¿Qué tenía de concreto "El gobierno de tu calle" o "Centrados en ti"?

2. Este es un movimiento de nuevo cuño que conecta con demandas sociales soterradas, a las cuales les permite expresarse. Su rol no es conducir nada, pues no es una “vanguardia”, sino permitir que emerja lo reprimido, lo ausente, lo divergente. Que aparezca a la luz democrática aquello que ha ocultado y silenciado la razón hegemónica. No puede concretarse, no debe concretarse más, porque no es un sujeto de cambio en sí mismo sino un actor cuyo papel es la creación de las condiciones de posibilidad del cambio deseado Las etiquetas que desesperadamente quieren ponerle sólo son intentos de control de algo en constante transformación.

3. Su función es la de catalizador social, es decir, la de estimular la emergencia de las acciones de los que nos reconocemos como diversos dentro de un proyecto no único sino común. Un referente implícito para este movimiento es el neozapatista que se autoconcibe como un grupo "que plantea una serie de demandas que encuentran coincidencia, reflejos o espejos en las demandas de otras partes del mundo". Ambos son "movimientos espejo" pues reflejan y devuelven la imagen de lo que bulle en las entrañas de la vida social capturando las energías de cambio que sale de ella.

4. La agitación sociopolítica y cultural que pueden estimular estos gestos de  desobediencia civil debería generar la apertura y liberación de nuevos espacios de creatividad colectiva para que otros sujetos se expresen en toda la capilaridad social. Es decir, más allá del centro físico y simbólico (la Puerta del Sol y otras plazas) en el que se encuentra ahora el movimiento. La convocatoria a asambleas de barrio va en esa dirección, pero también se deben extender a los centros de trabajo y estudio.

5. Este no es un movimiento "antisistema", ya les gustaría que lo fuera a los que mandan, para exorcizarlo y reprimirlo. En la actualidad, no es posible nada fuera del sistema globalizado. Estamos dentro del sistemamundo.Por este motivo, se trata más bien de “implosiones” en los intersticios del centro, en sus grietas, que descolocan al sistema. “No somos antisistema: el sistema es antinosotros”. Aquí está la gran radicalidad del movimiento. No es casual que se hayan ocupado los centros de las ciudades para expresar la desobediencia. Frente a esta realidad el poder vacila entre la comprensión, la asimilación y el disparo de pelotas de goma.

6. Su trabajo, inédito, está siendo enorme e imprescindible pero la tarea de los cambios concretos no debe recaer sobre este movimiento en general ni sobre los acampados en las plazas en particular. Quienes deberán diseñar proyectos y llevarlos a cabo son los individuos y colectivos en todos los ámbitos sociales, en sus prácticas del día a día, animados por la apertura mental, cultural y política que ha favorecido la acción de los insubordinados. El movimiento ha comenzado a dibujar un camino, quienes debemos
transitarlo somos nosotros.

7. Pero no todo es nuevo: afortunadamente en el tejido social español ya existían muchos colectivos que desarrollaban una práctica coincidente con las críticas y  propuestas del movimiento 15-M. Los centros sociales, el movimiento ecologista, los colectivos decrecentistas, feministas, de consumo etc., las cooperativas integrales, las redes de economía solidaria y muchos otros tienen una rica experiencia de trabajo sobre sus espaldas. Es evidente que ahora pueden verse favorecidos por el impulso utópico que ha generado el movimiento a la vez que pueden aportar su propia historia de lucha. Esto implica ahora abrir los espacios de diálogo entre las distintas experiencias y los nuevos sujetos incorporados.

8. En Decrece Madrid nos alegramos por lo que está sucediendo y estamos participando con ilusión en esta nueva etapa social, aportando nuestra mirada crítica y nuestras propuestas a los cambios en marcha. Queremos aprovechar la energía social activada para poner en circulación, en espacios cada vez más amplios, nuestra crítica al  productivismo y al imaginario perverso del crecimiento económico infinito.