6 de junio de 2010

Cloacas de la tecnociencia


Boris Patho, 97 años, esloveno prisonero de los nazis y autor del libro "Necrópolis" donde relata su paso por los campos de trabajo, afirma que en los de Dora y los Vosgos "se hacían misiles. Tenían presos a ingenieros rusos trabajando en sótanos excavados en la montaña. Los prisioneros hacían sabotajes muy a menudo, y cuando los cohetes fallaban y no llegaban a su destino, Wernher von Braun, el célebre ingeniero de las SS, ordenaba una investigación y ahorcaban a todos los del departamento responsable del fallo. Von Braun era ese tipo que se hizo tan famoso porque después de la guerra los americanos lo llevaron a trabajar a la NASA. Se hizo toda una celebridad y le hicieron grandes honores porque el cohete que llevó al hombre a la Luna lo hizo él. Es decir, el Saturno IV se hizo aprovechando lo ensayado en los campos nazis con los misiles"

La gran empresa tecnológica y científica de este siglo esconde debajo de sus éxitos muchas inmundicias. La de Von Braun es una de ellas. Los norteamericanos lo convirtieron en héroe y le borraron su pasado en las SS, así como su papel en la creación de los cohetes que asolaron Londres al final de la guerra, a cambio de que dispusiera su saber tecnológico al servicio de la industria aeroespacial y militar de EEUU. Los soviéticos hicieron lo mismo con otro grupo de científicos alemanes.

La tecnociencia hegemónica aliada de un modo de producción arrogante, voraz y depredador ha contribuido a que este sea el siglo con más desastres humanos y medioambientales de todos. En los armarios de la tecnociencia se ocultan muchos cadáveres. La admiración bobalicona por la tecnociencia se asienta en una contabilidad humana y medioambiental falseada. La suma y resta de sus contribuciones al bienestar humano y al de las otras especies con las que compartimos hogar, deja bastante que desear. Si en el lado del "haber" están, por ejemplo, sus aportes en la curación de enfermedades y sus efectos en el alargamiento de la esperanza de vida media, su participación en la ampliación de la educación y en las condiciones alimenticias y de higiene de una parte, minoritaria, de la población, o su contribución a la extensión de "comodidades" etc. en el lado del "debe", la cosa de complica. La misma tecnociencia que cura produce componentes cancerígenos en los alimentos; aliada con la industria farmaceutica fabrica psicofármacos que contribuyen a la alienación vital; aliada con la industria petrolera produce contaminación en los mares y en el aire; aliada con la industria química produce fosfatos y gases de efecto invernadero; como biotecnología produce transgénicos y aliada con las industrias informáticas inventa formas sofisticadas de control social etc. No es oro todo lo que reluce y es importante reconocerlo para imaginar y diseñar nuevas formas decrecentistas de tecnociencia.