La xenofobia y el racismo son formas de la barbarie. Un mundo en crisis, social y ecológica, acentuará estas conductas que siempre palpitan en las colectividades humanas. Hace ya tiempo que en Europa se debilitaron los controles sociales, culturales y políticos antidiscriminatorios. La veda ya se ha abierto y las expresiones directa y literalmente racistas y xenófobas campan a sus anchas en los discursos mediáticos y políticos. Italia es el paradigma de esta barbarie (aunque en España las cosas siguen el mismo camino). En el contexto de unas fuerzas progresistas debilitadas y una crisis económica sin fecha de caducidad el fascismo y el neofascismo han retomado en ese país la capacidad de seducir a las masas con sus enunciados simplones. "I governanti della paura", los gobernantes del miedo, como los llama Moni Ovadia (“Il governo e la legge dell’odio”, “L’Unità”, 14 novembre 2009 – http://www.unita.it/) se han sacado la mordaza y su discurso grosero, rebozante de impunidad, circula sin problemas degradando la convivencia de un país entero.
No cabe duda que tanto en italia como en el resto de Europa debe existir una toma de partido explícita y activa del movimiento decrecentista contra las discriminaciones racistas y xenófobas. Este no es un tema marginal para el decrecentismo: la apuesta por la convivencialidad y la solidaridad así lo exige.
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