Cualquier mirada mínimamente crítica hacia lo que sucede en nuestra relación con la naturaleza se encuentra de inmediato con medidas, indicadores, valores, números en definitiva, escalofriantes. Extraigo algunos de estos números al azar de la bolsa de las "externalidades" de nuestro reverenciado "modo de vida".
"Seguir con la dinámica actual de crecimiento nos enfrenta a la perspectiva de la desaparición de la civilización tal como la conocemos, no en millones de años ni tan sólo en milenios, sino desde ahora y hasta el fin de este siglo" Peter Barrett.
"La UNESCO considera que entre dos mil (hipótesis baja) y siete mil (hipótesis alta) millones de personas sufrirán falta de agua en 2050. El Informe Candessus, elaborado por el antiguo Director del FMI, avanza la cifra de cuatro mil millones" Serge Latouche
"Es probable que estemos viviendo la sexta extinción de las especies. (...) la quinta extinción se produjo hace 65 millones años vio el fin de los dinosaurios y otras grandes bestias, probablemente tras el choque de un asteroide. (...) Pero a diferencia de las precedentes, el ser humano es directamente responsable de la disminución actual de los seres vivos y podría muy bien ser su víctima" Serge Latouche.
"Desde el año de 1993, el biólogo de Harvard E. O. Wilson estimó que la Tierra está perdiendo alrededor de 30,000 especies por año , lo cual se traduce a la estadística aún más espeluznante de tres especies cada hora. Algunos biólogos han comenzado a pensar que esta crisis de la biodiversidad (esta “Sexta Extinción”) es aún más severa y más inminente que lo que Wilson supuso" Instituto Americano de Ciencias Biológicas
"(Durante el siglo veinte) se cuadruplicó la población del mundo y su economía de multiplicó por 14, mientras que el consumo energético aumentó 16 veces y el factor de expansión de la producción industrial fue de 40. Pero las emisiones de dióxido de carbono fueron también 13 veces superiores y el consumo de agua se multiplicó por 9" Paúl Kennedy
Como se sabe, frente a este inventario, muy sumario, de catástrofes caben, por lo menos, tres actitudes y posiciones ideológicas: La primera, la más fácil, el negacionismo. Se trata de refutar las evidencias y aportar datos, en el mejor de los casos, que vinculen, por ejemplo, los cambios climáticos con cambios naturales. Desde esta perspectiva los desastres advertidos por científicos desde diversos ámbitos de investigación no tienen carácter antrópico: corresponden a las fluctuaciones de la naturaleza frente a las cuales nada se puede hacer.
La segunda, la más conciliadora, afirma que los daños son antrópicos pero es posible ecologizar la producción y el consumo manteniendo el ritmo de vida. Aquí encontramos todas las variedades de desarrollo "sostenible", la economía verde etc. La confianza ilimitada en la tecnología como factor de salvación es propia de esta posición y de la anterior. De allí la apuesta por automóviles eléctricos, la energía nuclear, considerada "limpia, el reciclaje" y otras ingenuidades, algunas de ellas muy peligrosas.
La tercera la más difícil: la decrecentista afirma que la participación humana en los desastres medioambientales no admite discusión y que de lo que se trata es de detener, más o menos paulatinamente, la actual producción económica desbocada y guiada por una lógica social insana. Decrecimiento generalizado de la producción y consumo en los países centrales y decrecimiento focalizado en los estamentos altos de los países periféricos. Por aquí va la propuesta decrecentista.
Para los decrecrentistas, la magnitudes de las catástrofes que nos producen escalofríos son un estímulo para pensar e imaginar la posibilidad de una sociedad diferente, sin conocer a ciencia cierta la probabilidad de que pueda realizarse.
18 de noviembre de 2010
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