Cuentan que cuando los zapatistas, en su primer alzamiento, tomaron San Cristobal de las Casas, quedaron atrapados en medio del conflicto unos turistas que no dejaban de protestar y hacer demandas ajenas a la realidad de la situación en la que se encontraban. Vázquez Montalbán en su libro "Marcos: "El señor de los espejos", lo relata así:
-¿Nos van a dejar ir-preguntó [uno de los turistas]. Los turistas habían sido notificados de que podían regresar a su hogares el 2 de febrero.
-¿Porqué se quieren ir?-contestó con ironía el hombre del pasamontañas. Disfruten de la ciudad.
-Algunos preguntaron a gritos si podían ir en automóvil a Cancún. Todos querían hablar al mismo tiempo. Un guía que viajaba con un grupo de turistas decía que tenía que llevarlos a las ruinas de Palenque. Que no podía esperar más tiempo. Marcos perdió la paciencia pero no su sentido del humor.
-El camino de Palenque está cerrado-dijo-Tomamos Ocosingo. Perdonen las molestias, pero esto es una revolución.
Los turistas del relato pueden ser considerados una caricatura, no falsa, de la ceguera de la mayoría de las personas frente a las evidencias que les rodean. Así como esos turistas no asumían el cambio de su situación producto de la emergencia del conflicto en la zona y por lo tanto, del cambio en las reglas del juego, los consumidores pertenecientes a los percentiles privilegiados del mundo, no han asumido los datos, las evidencias y las razones por las cuales las prácticas de excesos y despilfarros están llegando a su fin. La mayoría, como esos turistas "desubicados", plantean demandas ajenas a la realidad; su imaginario es el de la abundancia ilimitada y el de su derecho a tenerla. Pero la situación es otra: lo que viene por las malas o por la buenas, será una reducción drástica de esos excesos. Si es por las malas, un horizonte de conflictos y barbarie será el escenario más plausible. Si es por la buenas, es decir a través de un camino de decrecimiento pausado y razonado, la austeridad y la frugalidad común será lo inevitable. Frente a las quejas de aquellos a quienes no les gustará ver reducidos sus excesos, y parafraseando al subcomandante, tendremos que decir: perdonen las molestias, pero esto es el decrecimiento.
2 de mayo de 2010
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