17 de marzo de 2012

Atrapanieblas: una tecnología plebeya


Los atrapanieblas son unas redes plásticas que situadas en zonas con abundancia de brumas o nieblas las capturan y por condensación las acumulan y por gravedad las distribuyen, ya sea para el cultivo o el consumo humano directo. Han tenido un cierto impulso en los últimos años a partir de desarrollos acumulativos principalmente en Chile e Israel, pero también en las Islas Canarias y otros lugares del mundo. Técnicamente la idea es simple y, al parecer, exitosa, aunque su difusión ha sido lenta. El principio de la condensación de las microgotas de niebla ha sido utilizado desde siempre por diferentes culturas humanas. Antes de estas redes plásticas situadas estratégicamente en cumbres brumosas se utilizaba el agua que chocaba contra las superficies de las piedras o de la vegetación. De hecho, los bosques de altura son excelentes condensadores de las microgotas de niebla. Los actuales atrapanieblas son, en este sentido, un ejercicio notable de biomímesis.Pero: ¿no debería apostarse por atrapanieblas vegetales y no plásticos, por lo menos en el mediano y largo  plazo?

Los atrapanieblas en muchos lugares han sido vistos como la gran solución a los problemas de agua en zonas desérticas o con escasa presencia de lluvias. Es una tecnología relativamente barata, en principio no contaminante y con resultados prácticamente inmediatos. No cabe duda que es una tecnología "plebeya" que puede ser gestionada directamente por las comunidades beneficiarias de este recurso pues no requiere, por ahora, de grandes conocimientos técnicos.

Este "por ahora" es importante pues sabemos que la sobretecnologización es una constante en muchas herramientas que tienen un punto de partida simple.De los molinos de viento manchegos medioevales a las actuales y enormes aspas alineadas en nuestros montes no sólo hay una cuestión altura sino de complejidad tecnológica que es una consecuencia, a su vez, de las exigencias económicas a las que ha quedado sometida esta tecnología. Los “atrapanieblas” pueden ser obligados a competir en volumen energético con las tradicionales formas de producir electricidad (hidráulica, térmica, nuclear) lo que los llevaría al gigantismo con los evidentes efectos negativos que tendrían sobre el paisaje en términos físicos y visuales. Es decir lo que les sucede actualmente a los paneles fotovoltaicos que tapizan lo que antes eran campos de cultivo.

Por esta razón, los atrapanieblas corren el peligro de quedar "atrapados" por las redes de la producción industrializada de agua, es decir, alejados de los vínculos comunitarios y sus necesidades particulares, aunque se les llamará "sostenibles".Corremos el riesgo de que veamos ahora, junto con las aspas de los gigantes metálicos, océanos de sabanas plásticas extendidas en las cimas de las montañas intentando recoger agua para alimentar el mismo sistema de demanda desmesurada.

Lo relevante no es la tecnología en sí misma sino el sistema sociotécnico en el que se inserta y las demandas que el segundo le hace a la primera. Un sistema de demanda desquiciado y masivo genera tecnologías excesivas, centralizadas y aristocráticas. Un sistema de demanda moderado y comunitario genera tecnologías  equilibradas, distribuidas y plebeyas. El agua de los atrapanieblas debe servir para apagar la sed de vida no la sed de consumo. A lo mejor todavía quedan Quijotes para luchar contra las aspas de los gigantes.

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